Las “Malvinas” y el futuro
El acontecimiento social más importante que ocurrió en el Perú es la migración interna. A partir de la década 40 del siglo XX, la población de las provincias comenzó a trasplantarse del campo a la ciudad.
Esto debido a varios motivos, entre ellos, la apertura de caminos, por las corporaciones que invierten en la minería y otras extracciones de recursos naturales, que estaban ubicados en los lugares de origen de los migrantes. Otra razón, quizás sea, por esa atracción que generan las ciudades, en las cuales se va implementando las características plenas de toda ciudad moderna, en la que hay oportunidad para prosperar. El olor de la riqueza es tan fuerte, que al ser humano le hace romper con todo y lo lleva a ser parte de un experimento social, que casi a la mayoría que incursiona lo machaca.
Por otro lado, las instituciones existentes, diseñadas con cierto propósito por las élites que gestionan el Estado peruano, no estaban preparadas para la magnitud de dicha migración, como sucedió en el Perú. Una élite dedicada a la comercialización de materias primas, carente de proyecto nacional. No aprovecharon de este fenómeno social para acumular capital, mediante la industria de la construcción y el establecimiento de un capitalismo vigoroso. Dejaron pasar una oportunidad más para hacerse ricos. En realidad, dicha élite es una pieza en el esquema internacional de poder. Como tales son constructores de poder de las economías centrales y una rémora para su propio país.
Producto de esa carencia, la migración fue caótica y destructiva. Por un lado, el campo fue lentamente, durante casi 70 años, abandonado, y, por otro, la ciudad de Lima fue reconstruida, con todas las consecuencias de dicho acto. Los migrantes se hicieron suyo de la ciudad, la invadieron y así hicieron una nueva ciudad. La metrópoli que es ahora, con más de 10 millones de habitantes, es obra suya. Entre estos migrantes estaba J.M Arguedas quien, al ver la obra monumental de sus paisanos, dijo: “al inmenso pueblo de los señores hemos llegado y lo estamos removiendo”.
Las consecuencias de una migración caótica fueron dos:
A falta de vivienda para albergar tanta gente (de 700 mil habitantes en la década de los 40 a 10 millones a fines del siglo XX), los migrantes recurriendo a la invasión de tierras, para luego, auto urbanizar, de tal manera que hoy, la ciudad de Lima es una metrópoli, en un 85%, productos de invasiones, que aún persisten hasta el día de hoy. Que la mayoría de ellas carecen del documento de propiedad y los servicios fundamentales, con lo cual la calidad de vida de los ciudadanos es pésima.
A falta de trabajo, desde la década de los 70, dichos migrantes buscaron distintas formas de obtener ingresos para sustentar su día a día en la ciudad. Una y la fundamental, es recurrir a la informalidad, es decir, actuar al margen de las reglas establecidas por la autoridad central y municipal. Estos son, el no pago de los tributos correspondientes para operar como unidad económica, el otro, no ser parte del sistema de la seguridad social. Así lograron auto emplearse.
Una de las formas de autoempleo fue el comercio ambulatorio en las calles de la ciudad. Que en la década de los 80 prácticamente fue tomado. Estableciéndose de manera permanente en las aceras de los jirones o avenidas. Toda la ciudad de Lima era un supermercado.
Para lograr sus propósitos de permanecer en las avenidas y calles se organizaron como Asociación de comerciantes, las cuales fueron inscritas en los registros públicos y así podían defenderse de la respuesta violenta de la autoridad municipal; que no atinaba a proponer una salida a la problemática del comercio ambulatorio.
Como resultado de su actividad comercial en las calles de Lima, muchos de ellos comenzaron a prosperar en sus negocios y, también, generaron externalidades, para pequeños talleres, que producían para abastecer con productos elaborados en casas familiares y en régimen de informalidad. Dicho sistema económico, nacido de la necedad, iba tomando forma y ganado espacio en la economía nacional. Lo mismo ocurría en otras ciudades del país. En estos momentos el sistema informal abarca el 75% de la misma.
Entonces, por un lado, el auge paulatino del negocio y el ataque del Estado, comenzó a gestar, en las agrupaciones creadas por los informales, la idea de proteger sus negocios. Y eso pasaba por convertirse en propietarios de su establecimiento comercial, en el cual podrían seguir prosperando.
Uno de los sectores protagonistas de estos hechos descritos anteriormente son los ferreteros de Las Malvinas. Los cuales, al principio, se establecieron en la Avenida Lampa y sus alrededores como vendedores ambulantes de productos ferreteros. Allí protagonizaron luchas con la municipalidad de Lima. Que luego, a mediados de la década de los 90, se trasladaron a la Alameda de las Malvinas, en las primeras cuadras de la avenida Argentina. Cientos de comerciantes se fueron a dicho lugar, protagonizando un éxodo a la tierra prometida, después de días de enfrentamiento con la autoridad municipal.
Transcurso de años trabajando en dicho lugar, sus dirigentes idearon transformar los terrenos, de antiguas fábricas, que estaban en alrededor de la Alameda, en centros comerciales. Para ello, las respectivas asociaciones compraron los terrenos mencionados para proyectos de centros comerciales. Que pronto fueron construidos para albergar a sus futuros dueños. Esto fue un gran salto en la prosperidad económica de los anteriores comerciantes ferreteros de la Lampa y alrededores.
Así, las Malvinas se han convertido en un polo de atracción del comercio ferretero y otros servicios afines. Esto se logró por dos razones que hay que subrayar, el trabajo colectivo de los comerciantes organizados en sus asociaciones y el manejo individual de cada cual de sus negocios. Es decir, la organización protege, ante la autoridad, al comerciante, además, reduce sus costos de establecimiento, brinda ciertas ventajas para hacerse propietarios de su stand, mediante cuotas bajas en las letras. Pero la organización no se mete en la gestión del negocio de cada quien.
Pronto, como debía ocurrir, algunos comerciantes prosperaron más rápido que otros. Así, pudieron importar productos a gran escala, principalmente de China. Los cuales tiene un amplio abanico de políticas de comercio según el cliente. La incursión de la industria china en la economía mundial, compaginó con el surgimiento del centro comercial de las Malvinas. Los dos fenómenos coincidieron para prosperar. China, ahora, es una potencia económica e industrial y Malvinas es un gran centro del comercio Ferretero, con más de 50 mil comerciantes.
Pero los retos nunca acaban, la competencia no cesa, hay que seguir trabajando para competir en el mercado, sino hay crisis. ¿Podrán los comerciantes de las Malvinas asumir los siguientes retos que se presentan en su camino?
Los retos son los siguientes:
El crecimiento comercial. Y esto pasa por la incursión en el mercado mundial. ¿Podrá las Malvinas salir a vender al mundo?
El reto tecnológico 1. Esto pasa por el uso del comercio electrónico en las actividades comerciales y empresariales. ¿Podrá las Malvinas hacer uso de las tiendas virtuales?
El reto tecnológico 2. Esto pasa por el uso de las monedas virtuales. ¿Podrá las Malvinas incorporar en su actividad comercial el bictoin?
Espero que sí. Si lo hacen continuarán en el fortalecimiento empresarial. Así, se convertirán en capitanes de la empresa nacional y no solo en vendedores de materias primas. El país necesita de ellos para transformarse.